Seis miradas al pasado local

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Por: Marcelo Lorenzo.
Artículo periodístico publicado en: Diario El Día, domingo 21 de octubre de 2012, suplemento Clave.
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Delia Reynoso, Oscar Alejandro Guimera, Elisa María Fernández,
Leticia Mascheroni, Natividad Sarrot y Silvia Razzetto de Broggi


Se ha dicho que Gualeguaychú no cuenta con una obra que condense su historia. Con ocasión del Bicentenario se pensó en cubrir ese déficit. La idea cuajó en un proyecto colectivo, a instancias de la municipalidad. Seis docentes de la ciudad han concluido, finalmente, la indagación histórica. El testimonio de algunos de ellos, da una pista aquí del libro de pronta aparición, que refleja la evolución comarcal desde la fundación hasta 1883.

Ciudades importantes de Entre Ríos han tenido quien contara su historia. Es el caso de Concepción del Uruguay con Urquiza Almandóz, Gualeguay con Humberto P. Vico, o Nogoyá con Juan José Segura.

El pasado de Gualeguaychú, en cambio, se ha construido a partir del aporte de un conjunto de autores, quienes por lo general han tocado distintos aspectos de la sociedad nativa. Pero indefectiblemente el contenido producido, más allá de su valor historiográfico, quedaría en gran medida disperso y fragmentado.

Encarar por tanto un trabajo que reúna y sistematice esa profusa información del pasado devino en un reto intelectual. El momento propicio para subsanar ese bache fue la celebración del Bicentenario dela Revoluciónde Mayo.

La administración Bahillo impulsó entonces la iniciativa haciendo una convocatoria a un grupo de investigadores locales, algunos de ellos con destacada trayectoria en el estudio de las raíces históricas.

La idea fue tomando cuerpo en 2011, año en el que un grupo de docentes vinculados a la ciencia histórica, y a la divulgación de la memoria colectiva, se dio a la tarea de darle forma a la obra de investigación y síntesis. El trabajo ya está terminado y en poco tiempo los lectores locales podrán hojearlo.

“Historia de San José de Gualeguaychú”, con un cuerpo de 500 páginas, relata los primeros cien años de la ciudad. Sus autores son: Elisa María Fernández, Oscar Alejandro Guimera, Leticia Mascheroni, Silvia Razzetto de Broggi, Delia Leticia Reynoso y Natividad Sarrot.

El libro, salido de los talleres gráficos de Delta Editores, aborda los cambios de la sociedad nativa en el período comprendido entre los orígenes y 1883. La particularidad de la obra es que los autores encaran por separado seis facetas de esta época: política, economía, guerra, urbanismo, sociedad y educación.

No hay que esperar, por tanto, la visión unitaria de un solo autor, quien suele reconstruir el pasado desde una perspectiva totalizadora. En realidad son seis miradas distintas, cada una de las cuales enfoca el acontecer histórico desde un eje temático, aunque eso no le resta unidad al conjunto.

Eso le anticiparon a EL DIA Alejandro Guimera, Silvia Razzeto y Delia Reynoso, al comentar el trabajo. Seguramente no sea lo mismo la historia escrita por un autor que por varios, y acaso el método motive polémica.

Pero a priori la obra colectiva y plural promete más riqueza interpretativa, y podría decirse que es más participativa. De hecho el grupo de docentes que encaró el relato de los primeros cien años de vida de Gualeguaychú – echando mano a un estilo imparcial y sobrio, según adelantaron- se mostró a gusto con el enfoque múltiple.

“Al principio pensamos en la idea de un coordinador. Luego lo suplantamos con un esquema de trabajo. Sobre la base de acuerdos generales, además de la interconsulta permanente, decidimos que cada uno se aboque a la investigación de un aspecto”, explicó Reynoso.

El resultado es que el lector se topará con que cada temática es una unidad en sí misma, y lleva la impronta y el estilo del autor. “Es un libro que se puede ingresar por varias ventanas”, resumió Razzetto.

“La división temática respetó el eje temporal. Es decir, cada aspecto fue periodizado en función de la evolución histórica estudiada”, aseguró por su lado Guimera. De suerte que el libro le ofrece al lector la posibilidad de adentrarse, siguiendo sus intereses cognitivos, a uno o más aspecto de un mismo tiempo histórico.

Por lo demás, la interacción de distintos enfoques u ópticas le permitiría, a modo de reelaboración individual, hacerse al cabo una idea más completa y matizada del acontecer lugareño.

Además, no se trataría sólo de un trabajo de sistematización de lo ya conocido, sino que promete datos inéditos. “La historia local, tan rica, está dispersa. La recopilación de este material es parte del valor del trabajo que hemos hecho. Pero también se han consultado fuentes primarias que no se conocían. O sea, que acá hay aportes historiográficos nuevos”, anticipó Reynoso.

Según Razzeto, hasta aquí la historia de Gualeguaychú, construida a partir de varios aportes, ha sido divulgada preferentemente por los diarios locales. “Se trata de un soporte frágil en relación con un libro”, indicó.

Aparte de que este último garantiza que el contenido se sistematice y sea un compacto orgánico –opinó-, se trata de una tecnología más durable. Y también “democrática” porque pone al alcance del público, de una vez, mucho conocimiento.

LAS VENTANAS TEMÁTICAS.

El volumen tiene un subtitulado que reza: “Desde los orígenes hasta 1883”. ¿Por qué la elección de este ciclo temporal? “Creemos que todo lo que tiene que ver con el proceso fundacional cierra ese año. Ahí hay un corte no antojadizo. Los primeros cien años son un tiempo histórico con características propias”, refirió Razzeto.

Hacia 1883 la sociedad nativa, indicó, está mutando hacia nuevas formas. “Incluso la misma gente advierte que están cambiando los gestos, la manera de vivir. Además el tema poblacional ya está tomando otros contornos”, agregó.

El recorte del período temporal obedece –afirmó por su lado Reynoso-, a que el grupo de autores juzgó que era conveniente encarar la historia local en dos o más volúmenes. Queda abierta hacia el futuro la posibilidad, así, de confeccionar otro período asociado más a la historia contemporánea de Gualeguaychú.

Un vistazo general del primer centenario involucra la génesis de la sociedad nativa y su tránsito hacia la modernidad, que coincidió con la hegemonía de Justo José de Urquiza, cuya influencia política en la provincia se extendió en buena medida durante la segunda parte del siglo XIX.

La parte política institucional del libro, en el período descrito, corre por cuenta de Delia Reynoso. La economía es abordada por Alejando Guimera; el urbanismo por Elisa Fernández; la conformación de la sociedad está a cargo de Leticia Mascheroni; la guerra es analizada por Silvia Razzeto y la educación por “Naty” Sarrot.

Cabe consignar que ya durante el período de la independencia, el llamado “Oriente entrerriano”, ubicado en la margen del río Uruguay, adquiere por entonces una envergadura política, económica y cultural de primer orden.

“Más allá de que Gualeguaychú no ha sido capital de nada, ni de la provincia ni de comandancia, está en un espacio pujante y en constante interacción con Concepción del Uruguay, que sí fue capital provincial”, recuerda Razzeto, al destacar el valor historiográfico de esta geografía en esa época.

POLÍTICA Y VIDA INSTITUCIONAL.

Este ciclo de progreso en la cuenca del Uruguay abrió un debate sobre el poder territorial en Entre Ríos. No es casual, en este sentido, que la cuestión de la capital de la provincia haya agitado los ánimos del mundo político.

La Constituciónde 1883- el año elegido por los autores locales para cerrar el tiempo histórico- puso término a esta discusión. La constituyente convocada por el gobernador Eduardo Racedo, para reformar la constitución provincial vigente desde 1860, aprobó el traslado de la capital a Paraná, en reemplazo de Concepción del Uruguay.

Según cuenta Reynoso, esa reforma tuvo otro impacto significativo a nivel político e institucional en todo el territorio: dispuso la organización del gobierno municipal por intendentes y concejales elegidos por los habitantes de cada ciudad. “Hasta ese momento una comisión municipal ejercía los gobiernos locales”, destacó.

En la vida institucional de los pueblos, señaló, no sólo es vitar comprender la evolución que tuvo el poder político local. “Es clave en todo el período la participación del periodismo, que reflejaba la agenda de la opinión pública. Y eso se ve patente en Gualeguaychú”, dijo.

Recordó, además, que al comienzo la elección del intendente fue por vía indirecta. El pueblo votaba una comisión cuyos miembros tenía la misión de votar al jefe comunal. El primer intendente de la ciudad nacido bajo este sistema de representación fue Cándido Irazusta.

La reforma constitucional de 1883 dispuso finalmente la elección del intendente por voto directo de la población. El primer jefe municipal surgido por este mecanismo de representación fue Antonio Daneri.

ECONOMÍA Y GUERRA.

Con respecto a la economía lugareña, fue al principio fuertemente ganadera y la campaña fue su epicentro, contó Guimera. Lentamente, y sobre todo una vez que la guerra dejó paso a un período de paz, comenzó a diversificarse.

“Para enfocar la temática el investigador se pregunta cuáles son los recursos con que se contaban, y luego cómo aprovecha la sociedad los mismos”, explicó. En este contexto, sostuvo que el recurso de la tierra – su acceso y aprovechamiento-, domina la gestión económica del espacio.

A mediados del siglo XIX, con la libre navegación de los ríos, un capítulo clave de la economía urquicista, el puerto local cobra una importancia relevante, haciendo que la ciudad gire a su alrededor. El ingreso de la inmigración, en tanto, trae nuevos oficios y otra vitalidad productiva y comercial.

La guerra es la otra temática del libro. “Ocurre que todo el período que abordamos está atravesado por este evento. La pregunta que surge es desde qué lugar enfocar la guerra. Una respuesta es desde los pobladores de la localidad y su compromiso con la defensa del territorio, en la que va implícita la defensa de la tierra y de la propiedad”, relató Razzetto, al anticipar el contenido de su exposición.

Desde la plantificación de la villa ya el espacio es tierra de conflicto. En el período colonial, la ambición del gobierno de Portugal de tomar el control del río dela Platay llevar la línea de demarcación de Tordesillas hasta el río Paraná, hace que España arbitre los medios necesarios para defender los territorios.

La fundación de Gualeguaychú –como la de otros poblados en la región- obedeció a este estrategia defensiva dela Coronaespañola, según la docente. El plan general era asegurar la efectiva ocupación y control sobre una zona de alto valor estratégico en el orden político y militar.

“La única manera de defender el territorio era plantándole doblamiento. Y esa es la misión de Tomás de Rocamora”, destacó. Más tarde,la Revolución de Mayo produjo una convulsión de proporciones a nivel comarcal.

“Hay entonces dos bandos que operan en el espacio (uno a favor de la revolución y otra de la contrarrevolución. Y aquí ya se empieza a notar la influencia en la región que tienen caudillos de la talla de Artigas”, relató.

Tras la independencia le sigue el período de las guerras civiles. Federales y unitarios confrontan política y militarmente. Francisco Ramírez, con sus sueños federales, posiciona a Entre Ríos como el antagonista mayor de Buenos Aires.

Justo José de Urquiza encubra luego políticamente la provincia. Vencedor de Rosas en Caseros, acomete la organización nacional y bajo su liderazgo nace la constitución de 1853. Sigue la disputa con Buenos Aires, que no reconocela Confederación, hastala Batallade Pavón en 1861. La historia continúa con el asesinato del caudillo y la rebelión jordanista.

SOCIEDAD Y CULTURA.

La profesora Elisa Fernández escribe sobre el desarrollo urbano de Gualeguaychú: la ocupación del territorio, la primera planificación de la villa hispana, y el tránsito hacia la ciudad moderna, que empieza a tomar perfiles propios a mediados del siglo XIX.

Aquí lo urbano incluye tanto lo arquitectónico como la provisión de servicios públicos a un núcleo poblacional en constante crecimiento.

Por su lado Leticia Mascheroni, en una perspectiva sociológica, encara la fisonomía de los grupos humanos (el español, el criollo, el indio, el negro, el inmigrante), y la idiosincrasia de las familias nativas. Se trata de una temática que involucra el modo en que distintos grupos étnicos de relacionan entre sí en el espacio geográfico, y las sociabilidad que emerge de ese mezcla.

“Gualeguaychú se abre a la luces de la cultura”. Así reza, en tanto, el título del trabajo de Naty Sarrot, donde se aborda tanto el modelo de enseñanza en la colonia española como el que se instala luego en la época republicana.

La preocupación de los primeros caudillos –por ejemplo Ramírez- en la educación popular, y la reforma que introduce Urquiza, creador del Colegio de Concepción del Uruguay, donde estudiaron varios vecinos ilustres, como es el caso de Olegario Víctor Andrade.

Aquí se cuenta, por ejemplo, que el propio virrey nombra un maestro parala Villade San José de Gualeguaychú, un gesto que único en el territorio entrerriano. También se alude a la existencia de las escuelas de primeras letras, los primeros nombramientos educativos del gobierno de la provincia, la aparición de asociaciones educativas y el tema de las bibliotecas populares.

OTROS DATOS DE INTERÉS.

“Historia de San José de Gualeguaychú” lleva un prólogo del intendente y una introducción de los autores. Sus páginas llevan ilustraciones, fotografías y mapas, lo que le da un alto valor didáctico. Los textos han sido corregidos por Norma Martinetti y Carmen Galissier. El diseño corresponde a Cecilia Gallino.

La fotografía de varones cosiendo las velas de barcos en el muelle del puerto local, que ilustra la tapa, pertenece al álbum fotográfico de la familia Haedo Podestá. “Es una imagen muy significativa. Esos hombres hacen una tarea si se quiere elemental, pero absolutamente necesaria. Habla de la economía de una época donde el tráfico fluvial era clave. Por otra parte, no debemos perder de vista que la ciudad es la gente. Y la historia de la ciudad es la de su gente”, explicó al respecto Razzetto.

Las autores del libro no se ven a sí mismos como historiadores, más allá de que tienen producciones escritas y algunos una trayectoria consagrada en la indagación historiográfica a nivel local. “Somos simplemente docentes de historia interesados en conocer y divulgar el pasado de la ciudad”, resumió Reynoso.

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