Noticias en las villas entrerrianas

Rendición del general William Carr Beresford ante las fuerzas militares comandadas por el brigadier Santiago de Liniers

A pesar de no tener jurídicamente categoría de villa, los habitantes de la Bajada del Paraná lograron participar en la decisión política del momento. El periódico conocido como Gazeta de Buenos Aires, primer órgano de prensa de ideas patrióticas, comenzó a funcionar en el mes de junio de 1810.
Algunas estancias — ubicadas a lo largo del recorrido hacia Corrientes— sirvieron para la instalación de postas antes de la llegada a Santa Lucía, último alto en el camino a aquella ciudad. Espíndola recorrió el trayecto de ciento sesenta leguas cruzando por Bajada del Paraná, Sauce Grande, Potrero de Vera, Antonio Tomas, Hernandarias, Alcaraz, Feliciano, Estacas Arroyo Hondo, Rincón del Yacaré, Guayquiraró, Puerto de Lamela, Esquina, Río Corrientes, Batel, Marucha y Mojones, para llevar la misiva.
Mientras el mensajero paraguayo transitaba el camino de postas sobre la costa oriental del Paraná, los habitantes de la villa de Concepción del Uruguay se enteraban de los hechos ocurridos en Buenos Aires. Las noticias que llegaban a las villas plantificadas por don Tomás de Rocamora se comunicaban a través del camino de postas de la costa occidental del Uruguay. Este recorrido se iniciaba en Buenos Aires hasta llegar a Colonia del Sacramento y por Santo Domingo Soriano y Paysandú hasta Concepción del Uruguay; luego tomaba rumbo hacia Gualeguay y Gualeguaychú.
El mensaje que transmitían los emisarios era el mismo que habían recibido en Maldonado, la Colonia y Santa Fe. El que llegaría también en el mes de junio a San Luis, Corrientes, Salta, Tarija, Tucumán, Mendoza, Santiago del Estero y San Juan.
Tomás de Rocamora, el fundador de las primeras villas entrerrianas, se encontraba en esos momentos en Yapeyú. Era Gobernador de las Misiones. Desde aquel lugar informaba al Excelentísimo Señor Virrey don Baltasar Hidalgo de Cisneros sobre lo ocurrido con los portugueses; el robo de ganado, además del ya conocido tráfico de cueros y grosura, se veía como un problema difícil de solucionar. (1) Los habitantes de Mandisoví enfrentaban tal dificultad.
Esto ocurrió el 13 de junio de 1810. Todo indicaba que Rocamora desconocía lo ocurrido en Buenos Aires o bien aceptaba la realidad del nuevo gobierno presidido por la figura del Rey. Ese día, Juan José Paso se encontraba en Montevideo en su carácter de enviado de la Junta. Permanecía detenido en la panadería de Ortega, a la espera de dos diputados de aquella ciudad que debían acompañarlo hasta un salón, en lo que había edificado del Cabildo. Convocado el pueblo dos días después, escucharon los argumentos del Secretario del Gobierno criollo en el recinto montevideano.
La Junta invitaba a los vecinos de cada poblado— reconocido como tal— a prestar su reconocimiento; y a enviar sus representantes a la ciudad de Buenos Aires para reunirse y debatir sobre la problemática de gobierno que se les planteaba. También mencionaban la formación de un congreso. Un pliego político de tales características exigía intercambio de ideas y definiciones que expresaran su adhesión o rechazo al reciente gobierno. Los oficios refrendados por las nuevas autoridades fueron recibidos con franco regocijo en las poblaciones entrerrianas.
Obtener el apoyo de los cabildos del interior como cuerpos representativos de los pueblos afirmaba el principio de la retroversión (2) o reasunción de la soberanía propiciada por Juan José Castelli, doctor en leyes.
Los habitantes de Concepción del Uruguay convocaron a un cabildo abierto catorce días después de producido el suceso.
Al igual que la nombrada villa, los vecinos de las demás plantificaciones se apresuraron a manifestar su asentimiento y decisión a favor de las autoridades electas en la metrópoli.
En Gualeguaychú, la Sala Capitular se reunió el día 22 de junio de ese año. Según el documento que enviaron las autoridades locales a la Junta, leyeron el oficio y los impresos enviados desde Buenos Aires mientras la gente se congregaba en la plaza y aplaudía la decisión.
En los primeros momentos, el entusiasmo patriótico disimuló las diferencias; el afán de coadyuvar esfuerzos por un interés común salvó las rivalidades.
Era de conocimiento público que los españoles presentes no mantendrían su palabra si la idea sobre la soberanía de España se ponía en duda. El Alcalde Ordinario de San José de Gualeguaychú, Francisco García Petisco o el Alguacil Mayor José Borrajo, quienes habían dado su voto, afirmaban sostener al legítimo soberano Fernando VII. Otros como Basilio Galiano (o Galeano) y Pedro Echazarreta, quienes se desempeñaban como Juez de Policía y Defensor de Pobres y Menores respectivamente, no estaban muy convencidos de abandonar a los juntistas en el caso de que las cosas cambiaran; se percibían ciertos intentos de rebeldía en el nuevo gobierno.

Esta última postura había adoptado José Santos Lima en San Antonio de Gualeguay.
Las autoridades del reciente gobierno sospechaban de estos cambios de opinión. Según la respuesta enviada al Cabildo de Gualeguaychú— a mediados de julio— Cornelio Saavedra y demás miembros agradecían la adhesión y pedían la continuidad de la idea a pesar “…de algunos malos exemplares (sic), y de las sugestiones que se emplean para separarle de ella…”.(3)
Varios vecinos de la villa de Gualeguay se enteraron— a la salida de la misa— de lo ocurrido en Buenos Aires; algo similar sucedió en la capilla de Nogoyá. Los paisanos de ese lugar se manifestaban convencidos de la idea revolucionaria, mientras tanto el Juez Comisionado del pago prestaba atención a los acontecimientos y a las reacciones de la gente.
Si bien la propaganda revolucionaria influía notoriamente en la mayoría de la población, algunas noticias provocaron reacciones adversas. Esto ocurrió en el mes de agosto, cuando la represión del primer foco de resistencia con epicentro en la ciudad de Córdoba. Don Santiago de Liniers, héroe de la Reconquista, conocido y apreciado en la región por haberse desempeñado como Gobernador interino de los Treinta Pueblos de las Misiones Guaraníes y Tapes— antes de que fuera ocupado el cargo por don Tomás de Rocamora— fue ejecutado en Cabeza de Tigre.
Una hija del ex-Virrey, llamada María de los Dolores Liniers, quien nació en el delta del Paraná, a bordo de una sumaca, fue bautizada en Montevideo. La madre de la niña, Martina de Sarratea, falleció de parto cinco años antes de la revolución. Los hermanos Liniers-Sarratea quedaron huérfanos de ambos padres en medio de una familia dividida por las opiniones políticas.

Es probable que el alférez de fragata Luis Liniers, hijo de Santiago, estuviera justamente en esos días revolucionarios por estas tierras alertando sobre lo que había ocurrido a su padre, allá en Córdoba. Para varios pobladores, no fueron suficientes las explicaciones del nuevo gobierno sobre la ausencia de prisiones seguras y apropiadas a las circunstancias, ni la imposibilidad de enviar a Santiago de Liniers a España, por la presencia de la escuadrilla española en el Río de la Plata, como fundamentos de la ejecución.
continuará...

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(1) Pérez Colman, César Blas (1933), Apuntes históricos. El Nord-Este de Entre Ríos. Fundación de Concordia, Talleres de la Acción, Paraná, Entre Ríos.
(2) La retroversión de la soberanía es una doctrina jurídica por la que en ausencia de una autoridad soberana es el pueblo el que reasume su soberanía. El Rey no estaba en funciones y el pueblo asumía el poder.
(3) AGN. De la Junta al Cabildo en Gualeguaychú, Buenos Aires 14 de julio de 1810, tomo XI. Idem nota 4.

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