Los Artigas, gente de Uruguay

Fuente: http://www.youngdayschool.edu.uy/webliceo/NataliciodeArtigas.html


    Los Artigas conformaban una de las familias tradicionales de Montevideo. Tal como lo fueron los De Metri, luego Di Mitris o Mitre en dicho lugar; el patronímico de su apellido los remontaba a viejos tiempos españoles, los de la nueva hidalguía, los que se enriquecían con las viñas y olivos. Vivían donde los “ arti ”, ─como les llamaban a los árboles de encino ─  que sobresalían en la región montañesa de Aragón y Navarra.
    Don Juan Antonio Artigas, abuelo de quien fuera con el tiempo caudillo, hijo mayor de la familia, cumplió con los requisitos de su tiempo y se dedicó al ejercicio de las armas. Estuvo primero en Buenos Aires, en la segunda década del mil setecientos. Se había embarcado en Cádiz como uno de los soldados de la caballería del Rey, pero los problemas con los portugueses hicieron que el Gobernador lo mandara a la Banda Oriental. Cuando plantificaron Montevideo con el mismo esquema de Buenos Aires, le otorgaron al matrimonio Artigas ─ Carrasco una cuadra entera de cien varas en cuadro. Don Juan era oriundo de Zaragoza y su nombre figura en la cuadra número cuatro de San Felipe de Montevideo. Para tiempos esos ya estaba casado con Doña Ignacia Javiera Carrasco, cinco años menor que su esposo, quien ya había cumplido treinta años.
    En realidad esa ceremonia nupcial se había realizado en Colonia, cuando Ignacia tenía dieciséis años de edad.
    En los archivos existe una serie de datos indicadores de la intensa vida política, militar y económica desarrollada por este señor en la Banda Oriental del Uruguay. Desde Alcalde de la Hermandad, Alférez Real, Alcalde Provincial , hasta dueño de estancias dedicado a la extracción de cuero y sebo; tarea que le llevaba su tiempo y muchas veces le impedía concurrir a algunas celebraciones como la de la fiesta de Corpus por “hallarse corriendo el campo” como se decía en esos tiempos, a pesar de que la asistencia a ese tipo de celebraciones, eran tenidas muy en cuenta en el ambiente social y religioso de la época.
    La chacra de Miguelete fue uno de los lugares preferidos donde se criaron los siete niños Artigas Carrasco.
    Él conocía de los problemas entre españoles y portugueses por las posesiones en el territorio de la banda izquierda del río Uruguay. Seguramente se alegró por el tratado en que los hispanos permutaron (1750) la colonia de Sacramento por siete pueblos de las misiones orientales, cuando firmaron el acuerdo, allá en Madrid. Aun así, los comerciantes españoles se quejaban por el paso de embarcaciones de carga en la oscuridad de la noche; ellos decían que ese lugar de “naturaleza inútil” mantenía al portugués sin otro destino que el comercio, para colmo de males se comentaba que muchos de ellos eran judíos, algo poco aceptado en esos tiempos. La cercanía de la Colonia con Santo Domingo Soriano -donde había un buen puerto con desembarcadero de arenisca en la playa- y las oportunidades que ofrecía “un dilatado río” para la introducción portuguesa en la región del litoral, alteraban los intereses comerciales de los europeos de nuestras villas entrerrianas. Si ese lugar, hoy conocido como Colonia del Sacramento (Patrimonio Histórico de la Humanidad), permaneció en manos de los españoles ─como acordaron ─evitaba el peligro constante de los lusitanos. Pero los tratados no siempre se cumplen al pie de la letra y los problemas continuaron por el dominio de un puerto tan importante para la entrada al continente.
    Era toda una problemática la de esa “área de tensión”, debido a razones estratégicas que habían comenzado antes de la fundación de Montevideo (1726).

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