Nuevas obras en el ex-Colegio Nacional "Luis Clavarino"


El Colegio no es sólo su portada,
Negros hierros forjados con maestría,
Ni sus mármoles, lujo de otros tiempos,
Ni siquiera sus aulas y sus vigas.
Enrique Ángel Piaggio

        Con el correr de los años y ante el vertiginoso crecimiento de matriculación, la necesidad de ampliación del edificio comenzó a verse como una realidad. Jóvenes de la ciudad, del departamento y de otras localidades entrerrianas llegaban a Gualeguaychú para cursar la enseñanza secundaria; este nivel educativo brindaba la posibilidad de ocupar bancas en estudios superiores. En los primeros años de la década de 1920, se sabía que la estructura del edificio conocido por entonces como Palacio Clavarino, no respondía a las nuevas exigencias.

    Así fue que tras la acción tesonera del rector José María Bolfo y de la gestión eficiente del representante de la ciudad, doctor Mariano C. Calventos, el gobierno nacional durante la presidencia de Marcelo T. Alvear, aprobó los expedientes de ampliación del edificio.

    El Gobierno Nacional adquirió para ello los terrenos colindantes y realizó la inscripción de la propiedad en febrero de 1927. El testimonio de escritura realizado por el escribano Alfredo Garbino, deja constancia de que doña Rosa Paula Oliva de Lanatta, doña María Benedicta Oliva de Borzone, don Juan Lanatta y don Santiago Lucio Borzone; las primeras por derecho propio; el tercero en nombre y representación de los cónyuges doña Julia Margarita Oliva de Despouy y don Ireneo Despouy; el cuarto en nombre y representación de doña Catalina Clara Oliva de Despouy y de don Eduardo Modesto Oliva, venden al Superior Gobierno de la Nación representado por el señor José de Águila Mendoza, los cuatro primeros vecinos de Gualeguaychú y el último, vecino de la Capital Federal, una finca y terreno situada en el ángulo noreste formado por las calles Bartolomé Mitre y San Martín; aquella con todo lo edificado y su terreno con la siguiente configuración y dimensiones:

Frente sur sobre la calle San Martín, rumbo de oeste a este, partiendo desde la línea de la calle Bartolomé Mitre, veintiocho metros, diez centímetros.

Hacia el norte, línea de dieciocho metros, ochenta centímetros, desde este punto rumbo al oeste catorce metros setenta y siete centímetros; de ahí rumbo al sur una línea de tres metros sesenta y un centímetros, después nuevamente al oeste trece metros, veintidós centímetros, hasta encontrar la línea de la calle Bartolomé Mitre, y por último, con frente a esta calle, quince metros noventa y cuatro centímetros, o lo que resulte comprendido dentro de los siguientes límites y linderos: al norte y al este, viuda de Picullo e hijos; al sur, calle San Martín; al oeste, calle Bartolomé Mitre.

Adquiridos los terrenos colindantes al Palacio Clavarino en doce mil pesos moneda nacional, hasta completar un medio de manzana, el Gobierno Nacional, durante las presidencias de Marcelo T. Alvear y de Hipólito Irigoyen, licitó y adjudicó la construcción del edificio ampliatorio . El 3 de febrero de 1928, los medios periodísticos daban a conocer las siguientes resoluciones.

Expte 2441- 1927-Sobre reconstrucción de la vereda del edificio que ocupaba, por haber sufrido las consecuencias de la rectificación del cordón que se hizo adoquinar en la calle respectiva.

Expte. 5216-1927- Para iniciación de las obras de ampliación (demoliciones e instalación del obrador)

Expte 461-C-1928- Ejecución de conexiones externas de Obras Sanitarias en el edificio por artículo 15. La Nación invertirá 300.000 pesos en la obra .

    Mientras se esperaba la realización de estas obras de puro estilo neoborbónico en el Colegio Nacional, la Escuela Normal llamaba a licitación por los materiales para la ampliación del edificio propio; consistía la obra en un cuerpo de dos plantas, la baja para oficinas y patio cerrado y la alta para salón de actos públicos. Mientras tanto, en la plaza de Ejercicios Físicos, se colocaba un cerco de pilastra y una amplia y artística portada . Como el dinero no alcanzaba para realizar una construcción importante en este último lugar, se levantaría un edificio provisorio para depósito o guardarropas.

    Como el Instituto Secundario Luis Clavarino no poseía local para las actividades físicas de sus alumnos, debió recurrir a aquellas instituciones intermedias que permitieran el uso de sus locales.


ENTRETELONES DE LA ENTREGA

        En junio de 1929, el Rector del colegio desde su nacionalización, señor José Bolfo, preocupado por la demora en la entrega del nuevo edificio, dirigió una misiva al señor Inspector General de Arquitectura don Carlos E. Geneau, por intermedio del señor jefe de la zona este de la Dirección General de Arquitectura de la Nación, arquitecto don Juan Marconi. 

        En la nota solicitaba el pronunciamiento por parte de la repartición, respecto de la fecha en que sería entregado el edificio en construcción para ampliación del establecimiento. 

        Decía Bolfo a Marconi, que a la espera de su fineza, necesitaba conocer las causas, motivos o contratiempos que demoraban la obra; le recordaba que en su despacho, estando él presente y los señores arquitectos Carlos Geneau y José Grasso, habían manifestado que en dieciocho meses estaría terminada la construcción. Habiendo comenzado las obras en marzo del año anterior a la nota, llevaban transcurrido catorce meses y aun no se había iniciado el revoque exterior.

        Al Rector del Colegio Secundario le preocupaba saber la fecha en la que podría disponer del edificio para tomar los recaudos necesarios en el ciclo escolar.

        Mediante nota nº 9912/1929, el Inspector General de Arquitectura, respondió a José Bolfo que las obras marchaban con toda normalidad, habiendo sido causa de cierto retraso la falta casi absoluta de ladrillos en la estación invernal del año anterior, y obras especiales exigidas por la cimentación en razón de la gran cantidad de pozos sumideros que contenía el terreno y que hubo que cegar. Por esta razón el plazo de entrega podría fijarse para el mes de enero de 1930.

       Don Pepe, apodo con que cariñosamente llamaban al Rector Bolfo, no compartía los cálculos matemáticos del inspector con respecto al tiempo de entrega. Según decían las autoridades nacionales, las obras de construcción se habían iniciado en los primeros días de mayo del año 1928, habiéndose empleado los días de ese mes y los de abril en la demolición y construcciones del obrador. No era lo mismo demolición que construcción, argumentaban Geneau y Grosso. Visto así, el tiempo de entrega expiraría en noviembre de 1929.

    Transcurrieron los meses y en marzo de 1930, el Rector del establecimiento lamentaba que habiéndose ampliado el edificio, las autoridades nacionales no hubieran creado dos divisiones para primer año; motivo por el cual había tenido que rechazar aspirantes como todos los años.


LOS MÁRMOLES DE SÍVORI

        Los dimes y diretes relacionados con el tema de la construcción eran motivo de conversaciones cotidianas. Nuevos argumentos, como el de algunas aulas suprimiendo tabiques divisorios y la construcción del garage, habían exigido la modificación de los planos de obras sanitarias y de electricidad , además de tiempo y personal de obra. 

        El revoque del frente era, para los arquitectos, el único motivo de discusión y lo que probaría el retraso de la construcción.

        Las notas y reclamos continuaron y la fecha de terminación de obras era una prioridad. Ante tal situación, la Dirección General de Arquitectura informaba, en nota nº 9917, que la dependencia estaba en condiciones de poder asegurar la entrega definitiva del edificio para la iniciación del período escolar del año 1930, siempre que la casa A. Sívori e hijos cumpliera a su debido tiempo con la provisión de los mármoles de las órdenes numeradas como 17580 y 17429  y no como hacía con la provisión de la orden nº 16092 que, a pesar de estar fechada el 7 de mayo de 1929 y establecer plazo de 30 días de entrega, habían pasado cuatro meses y no se efectivizaba el cumplimiento del compromiso. La nota figuraba fechada en el mes de septiembre del año en cuestión. Pocos días después, la sección Inspección de Obras en el Interior, adoptaba medidas del caso a fin de asegurar la provisión de materiales en forma normal.


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